Fhoto Finish de triple empate en Bangkok |
La Voz del Río/ Comunidad
Por Abg. Edinson Lares/ Opinión
Cada
vez que recuerdo aquella carrera de caballos con triple empate en el hipódromo La
Rinconada, allá por los años 80 del siglo pasado; vienen a la mente agradables
momentos que son imborrables por sus posibles enseñanzas. Aquel domingo de fin
de semana, que no recuerdo fecha del día ni año, por las miles de veces que
asistí solo; pero esa vez, acompañado por las hoy difuntas Ana Rojas (Vda) De
Ocando y Lievana Lares Rojas; madre y hermana de quien suscribe, acudimos al
hipódromo del sector “Las Mayas”, Parroquia de “Coche”, municipio Libertador, en
Caracas; con la firme intención de pasar un rato agradable, vivir parte de la emoción
hípica de fin de semana y apostar en una que otra carrera del programa dominguero
para esa época.
Ubicados
cómodamente en la “Tribuna C” del “Palco Popular”, llegamos en el momento de la
partida de la primera carrera no valida. En la segunda no valida el ambiente
tomaba como de costumbre, calores hípicos para muchos aficionados, apostadores y
fanáticos al deporte equino; siendo estos últimos bien identificables, puesto
que andaban pendientes de sus motivos que del atractivo “juego de las mayorías”.
Habrá quien diga que ando corto en “clasificar” a las y los asistentes al coso
público hípico de carreras, cuando igual pude hacer referencia a otros
involucrados que se contaban numerosos en actividades relacionadas con la
apuesta, el juego y las carreras.
En
esto detengo el texto, para recordar una reseña escrita por “Mario Cardozo
Grimaldi” (†), que refería otra legión de “amantes al juego” en los siguientes
términos: “El mejor pronosticador que conocimos, Herman Dittmar Bitter, nunca
fue al hipódromo. Tenía un archivo de los resultados de las carreras y de esa
forma analizaba las carreras y sacaba sus favoritos”. Imagino así ocurría con
muchos aficionados en todo el país, que seguían las transmisiones de carreras
de caballos por radio o televisión cada semana.
Esa
“fecha” que no recuerdo y he estado buscando el resultado por reseñas hípicas
publicadas en Internet, como cosa curiosa se enreda con muchos “dobles empates”
producidos en Venezuela, desde aquella primera carrera oficial efectuada el “9
de febrero de 1908”, en el recordado hipódromo “El Paraíso”. Como sea, ese día las
y los aficionados colmaban todas las tribunas, la tarde era esplendorosa con
variable nubosidad sobre la ciudad de Caracas. Ubicado cerca de la salida de
los hermosos caballos con sus respectivos colores y jinetes, busque el “dato”
para esa carrera válida, que por no haber ganado en anteriores; imagine está era
-para mi mayor pesar- la última apuesta de esa tarde.
Hubo
en el sitio de salida a la pista de jinete y caballo, algo especial que no
definí sino años más tarde; ya parado junto a palafreneros y caballerizos, comencé
a ver los bellos caballos, con rápida vista al jinete y el color de la camiseta;
agucé el oído para escuchar lo más posible ese “batallón de dateros” a mi
alrededor y traté en lo posible de mirar sus caras; pues tenía la segura idea que esos veteranos sabían más de
caballos, carreras y cobrar por taquilla que otros “pronosticadores” bien
conocidos y publicitados.
Regresé
al palco popular, el instante fue especial, llegué donde estaba ubicada mi hermana
y su madre y les dije con mucha seguridad: ¡Vamos a la taquilla, esta carrera la
ganamos, así lleguen brincando los caballos! A ganador el 7, segundo el 3 y
tercero el 5; placé y descarte con esa base. Se dio la partida, la emoción era
inaudita, Aly Khan con magistral definición coreo sin equivocar apreciación; el
resultado final de “triple empate”. Decretándose luego del análisis de la “Photo
finish” un pote insólito por cobrar.
Recuerdo
que saliendo del hipódromo La Rinconada a parar un “Taxi” y no el “Bus de Valle-Coche”,
hasta pensé que no estaba correcto lo pagado en taquilla; pero, dije como de
consuelo: “Qué carajo, aquí todo es electrónico; voy a pelear por
eso”.
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