Fuente: Arizaida
Arcia
Autor: William
Fariñas
Más Deportes,
Menos Guerras: Vivan las Olimpiadas

Muchos compartimos que la esencia amorosa de la humanidad
ha sido un factor determinante para mantener la congregación social y la convivencia de los
pueblos en su añoranza eterna por la paz. Es cierto que la evolución dejó
rastros en nuestro cerebro, conductas y emociones de un pretérito primitivo
lleno de azarosas limitaciones.
Los ancestros
desde el inicio de la existencia utilizaban gran parte de sus energías vitales e instintivas en la
supervivencia: el miedo, el desafío, la huida, las respuesta tipo peleas, el
uso de herramientas para la caza, la lucha, los combates, las carreras y saltos
con obstáculos, el sentido de pertenencia al grupo y la identificación de
nuestra divisa; son expresiones rutinarias de esa herencia antepasada que hoy
sanamente vemos en los juegos olímpicos.
Cada vez que la humanidad y las naciones centran su
atención en los torneos mundiales deportivos, creemos que es posible construir
una civilización sin confrontación bélica y alejada de conflagraciones. Basta
imaginarnos los cuantiosos recursos financieros, científicos, materiales y
talento humano que se utilizan para hacer las guerras entre los pueblos y
naciones con intenciones inconfesables.
Es verdad que las olimpiadas, infraestructuras y demás
eventos deportivos no son nada baratas; no obstante es preferible invertir en
la formación y preparación de niños y jóvenes para el deporte, y no verlos
llegar en ataúdes infames de guerras sin
sentido. Para los socialistas es un principio
en nuestro quehacer gubernamental, que
el deporte sea una política pública imprescindible de la sociedad
venezolana.
Para el gobierno
bolivariano es una razón existencial
de vida y paz, en su relación con las
demás naciones, que cada vez más se atenderá y acompañará a nuestros atletas en
sus justas deportivas aun en los lugares más apartados del mundo. Sentimos
beneplácito por el éxito de la generación de oro y en especial el logro
extraordinario del mosquetero Rubén Limardo, quien junto a Morochito Rodríguez
son nuestros héroes olímpicos inolvidables.
Ganamos este año
una Formula 1, metimos un No Hit No Run, tenemos una Vino Tinto; y a miles de
jóvenes y muchachos con un pueblo expectante y emocionado por sus logros. Vienen
victorias, falta mucho por hacer. Viva
la generación de oro de estos tiempos heroicos de la patria bolivariana. Viviremos y Venceremos.
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