19 de junio de 2015

Perú vs Venezuela clarifica la insensible justicia arbitral en el juego rey

Perú vs Venezuela
Fuente: La Voz del Río/ Comunidad
Especial para “Los del Río Deporte Insular”
Por Abg. Edinson Lares Rojas/ Opinión
Valga la síntesis por una amarga derrota: “Ganar con orgullo y perder con valor”

En poco menos de treinta (30) minutos jugados en el segundo partido disputado en cancha chilena entre Perú y Venezuela, para clasificar a la segunda ronda de la Copa América Chile 2015, por nuestra enaltecida selección de fútbol, más conocida como “La Vinotinto”, ésta con estoica pasión enfrentó con amarga decepción la rápida decisión del designado árbitro Raúl Orosco del encuentro al sacar una injusta y nada merecida tarjeta roja a la acción fortuita en pleno juego del defensa izquierdo Fernando Amorebieta.
Ahora bien, sin buscar escusa y poner en el orden correcto, las innegables señales del público accidente que no escapa a la amonestación arbitral, analizar el resto de un encuentro que en muchos casos se ve enardecido y también descalificado, por la actuación colectiva de múltiples actores, llámese en su honesto orden: público o fanáticos, jugadores de ambos seleccionados y la necesaria terna arbitral en conjunto; de hecho, el pisotón de Amoribieta en la pierna derecha del jugador peruano Paolo Guerrero, ameritó una tarjeta amarilla en vez de la roja directa, esto sin lugar a dudas clarifica la insensible justicia arbitral en el juego rey, ante tantas incidencias planteadas en un tiempo reglamentario que va más allá de noventa (90) minutos. Entonces hablar de “fair play” para explicar sucesos cumplidos entre representantes mundialistas, como Brasil y Colombia, es sinónimo de poner las cosas en su justo valor, cuando estas selecciones se dijeron de todo y se dieron íntegros con todo; en un arbitraje aún más polémico e impreciso.
Insensible justicia arbitral
Si la idea era mermar la capacidad de juego en conjunto del seleccionado Vinotinto, pues vaya toda la razón a esa decisión arbitral ejecutada; ahora bien, si no es eso y es que se antepone un “extraño” sentimiento de animadversión por todo lo que propone un combinado que juega con demasiada humildad y rayada nobleza futbolística; carajo entonces que se crítica, cuando el contrario trata de acorralar y apabullar con singular juego más violento e innoble que el ejecutado por esos bisoños jugadores de fútbol con falta de malicia y mucho pundonor deportivo.
"Ganar con orgullo y perder con valor"
Allí quedó la acción y expresión de un jugador que no podía creer la decisión rápida del árbitro, que más allá de las automáticas críticas validas por ambas partes igual que otras en anteriores juegos, esta si era “urgente” sancionar, pues a lo mejor, las otras acciones lejanas al buen juego; ellas no las vieron los árbitros de turno. Jugar sin ningún complejo es la enseña que se repite a cada jugador, es risueño creer que no ocurrirá un codazo, manotazo y la mortal patada voladora que ha sacado a más de uno de la carrera futbolística; de hecho, valga recordar lo ocurrido en el última Copa del Mundo Alemania 2014, donde el jugador brasileño Neymar Jr., sufrió de la peor falta jamás vista en encuentros de fútbol con característica mundial por el jugador colombiano J. C. Zuñiga.
A partir de esa sanción al espigado jugador venezolano Amorebieta, no había que ser adivino ni mucho menos experto pronosticador para decretar el desfavorable resultado que se provocaba; cuando no tardó nada que ocurrieran varias faltas de parte del combinado peruano, sin ninguna atención del árbitro principal Orosco, y así entender que siempre no es fácil clarificar la rectitud o imparcialidad, mezclando un cúmulo de sin razones morales, sociales, políticas y –hasta- fanáticas.
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